Me siento bonita, una mujer bella, hermosa, cautivante, inteligente.
Probablemente siempre lo haya sido, pero nunca me lo creí. Sentía que era fea. Sentía que todos pensaban que yo era fea. O al menos eso creía yo. O así creí que los demás me percibían. Puede que mi sentimiento de fealdad haya producido que los demás realmente crean que lo era.
Ahora sé que no lo soy, soy linda, soy preciosa, soy una princesa.
Y aunque quisiera que ese aumento de autoestima se deba a mí misma, en realidad es gracias a una sola persona: OttO. Si, esa persona cuyo nombre asemeja unos lentes, es el causante de que ahora me crea todo lo que dije en la primera línea, aunque él diga que fui yo misma quien lo consiguió…
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