Soy desordenada, si, lo acepto y reconozco. Por mi cuarto parece que paso un huracán, el demonio de Tasmania y la corriente del niño, los tres juntos. Y lo peor de todo, es que no puedo ordenar nada. Cuando me decido a hacerlo, primero me viene un ataque de estornudos que no me dejan continuar, y segundo encuentro cosas de hace algún tiempo que me parecen interesantes y pierdo tiempo leyendo, recordando, o simplemente imaginando. Para colmo de males no me gusta botar nada, entonces sigo guardando y como no tengo mucho espacio siguen representando un desorden.
La parte buena del asunto, es que aunque mi cuarto es un desastre, siempre (o casi siempre) encuentro lo que busco. Resulta que tengo algo así como un mapa imaginario de donde esta cada cosa (o donde deje cada cosa) y cuando la busco la encuentro. Y si no la encuentro es porque alguien ordenó (o intento ordenar) mi cuarto!
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