Dicen que los dos placeres más grandes en la vida engordan: la comida y el sexo.
Yo creo que hay un tercero mucho más saludable y necesario que no tiene ningún efecto adverso, salvo el vicio: dormir.
No hay cosa más rica que dormir. Acomodarse lo mejor que se pueda, con la ropa más cómoda que se tenga (o con lo que se tenga puesto si se está verdaderamente cansado) en el espacio más cómodo que se encuentre, cerrar los ojitos y entregarnos a los brazos de Morfeo no tiene precio, ni placer que se le compare.
Dormir, descansar, estirar y acomodar el cuerpo en una cama luego de un día lleno de trabajo o estudio (o ambos) es lo mejor que hay para renovarse.
Dormir es renovador. Para mí lo mejor.
Adoro dormir, y cuando no tengo hora de despertar mejor. Así, es mi cuerpo quien decide a qué hora se levanta, obviamente, luego de haber descansado todo lo que tenía que descansar y más.
Duerman, duerman todo lo que puedan, que la única forma de disfrutar de la vida es despertar mas renovado que nunca después de haber dormido como un lirón.
Duerman, duerman a pierna suelta, por que el sueño es una de esas pocas cosas que no se pueden recuperar nunca. Prometan que hoy llegarán a su casa, se pondrán su pijama, se meterán a su cama y se quedarán secos hasta el día siguiente.
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